La
ocupación haitiana de 1822 al 1844
La invasión haitiana se produjo bajo el
mando de Jean-Pierre Boyer y concluyó con la proclamación de la
Independencia Nacional.
La ocupación haitiana que se inició en
Santo Domingo el 9 de febrero de 1822, fue encabezada por Jean-Pierre Boyer, se
extendió por 22 años, hasta el 27 de febrero del 1844.
Las causas de la ocupación son muchas,
pero las mismas se explican en la especial situación haitiana que hereda Jean
Pierre Boyer, quien fue llamado "unificador de Santo Domingo", por
unir el norte y el sur de Haití, así como el territorio de su país con el
dominicano.
La ocupación de Boyer fue la tercera
invasión que procedía de Haití al territorio de la parte este de la isla. Esta
se produjo sin derramamiento de sangre y fue aceptada pasivamente por la
población dominicana.
Esta aceptación se debió quizás al
terror que habían infundido las invasiones haitianas anteriores y a la superioridad
del ejército de Boyer.
La pasividad puso de manifiesto la
debilidad general de los dominicanos en todos los aspectos.
Origen del movimiento de independencia
nacional:
El 16 de julio de 1838 Juan Pablo Duarte
y ocho amigos fundaron en la ciudad de Santo Domingo La Sociedad Secreta La
Trinitaria, su fin era, obtener la separación de la antigua colonia española
del Estado de Haití.
Duarte se constituyó en el más respetado
propagador de la idea independentista. Es el precursor por haber fundado el
partido que hizo la separación del territorio Dominicano del Estado de Haití, el
27 de febrero del año 1844.
En el 1840, los Trinitarios aprobaron
fomentar más abiertamente la causa de la separación con el doble objeto, de
fomentar el espíritu público y de recaudar fondos; fundaron la sociedad
dramática "La Filantrópica" en la cual montaban obras alusivas a la
separación.
Posteriormente se movilizaban por el
interior y en enero de 1843, Ramón Matías Mella, coordinaba con los “líderes de
la reforma haitiana”, la participación de los partidistas dominicanos en la
conspiración contra Boyer en conjunto con Francisco del Rosario Sánchez.
Juan Pablo Duarte frecuentemente
pronunciaba discursos como este:
"Puesto que el Gobierno se
establece para el bien general de la asociación y de los asociados, el de la
nación dominicana es y deberá ser siempre y ante todo, propio y jamás ni nunca
de imposición extraña bien sea esta directa, indirecta, próxima o remotamente;
es y deberá ser siempre electivo en cuanto al sistema, republicano en su
esencia y responsable en cuanto a sus actos".
Enteradas las autoridades haitianas de
la idea de separación, iniciaron una ola de persecución en contra de los
Trinitarios, donde Duarte tuvo que embarcarse hacia Saint Thomas, Mella fue
hecho prisionero y Sánchez tuvo que fingir una enfermedad.
En medio de estas circunstancias, los
Trinitarios se vieron disgregados, pero pudieron recuperarse al quedar su
movimiento de independencia bajo el liderazgo de Sánchez.
Liberado Mella, y ya para febrero, la
situación de Santo Domingo hacía propicio llevar a cabo el plan de separarse
con el apoyo de los hateros seibanos, los Trinitarios acordaron reunirse en la
Puerta de la Misericordia el 27 de febrero de 1844 por la noche, y de allí
marchar hasta el Baluarte del Conde, al mismo tiempo que se posesionaban de
algunos sitios estratégicos.
Una vez en el Baluarte izaron la
bandera, y en medio de la agitación, las tensiones del momento y de un breve
tiroteo que se produjo, proclamaron la independencia. La misma no sólo
constituía el fin del predominio haitiano, sino el surgimiento de la República
Dominicana.
La independencia y el surgimiento del
Estado dominicano:
El 27 de febrero de 1844 surgió el
Estado Dominicano según el conceptual independizador inculcado por Juan Pablo
Duarte y como consecuencia del activismo revolucionario que desplegaron los
Trinitarios, a la cabeza de los cuales quedaron Francisco del Rosario Sánchez,
Ramón Matías Mella, Manuel Jiménez, Vicente Celestino Duarte y José Joaquín
Puello.
Pero el surgimiento del Estado contó con
la participación de personas experimentadas políticamente como Tomás Bobadilla,
y con el respaldo de grandes propietarios como los hermanos, Ramón y Pedro
Santana.
Dicha proclamación, siempre estuvo
acompañada de una serie de pasos estratégicos que a la postre, permitió a los
que junto al pueblo lucharon para mantener la garantía de dicho triunfo.
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