viernes, 27 de noviembre de 2015

La ocupación haitiana de 1822 al 1844
La invasión haitiana se produjo bajo el mando de Jean-Pierre Boyer  y concluyó con la proclamación de la Independencia Nacional.
La ocupación haitiana que se inició en Santo Domingo el 9 de febrero de 1822, fue encabezada por Jean-Pierre Boyer, se extendió por 22 años, hasta el 27 de febrero del 1844.
Las causas de la ocupación son muchas, pero las mismas se explican en la especial situación haitiana que hereda Jean Pierre Boyer, quien fue llamado "unificador de Santo Domingo", por unir el norte y el sur de Haití, así como el territorio de su país con el dominicano.
La ocupación de Boyer fue la tercera invasión que procedía de Haití al territorio de la parte este de la isla. Esta se produjo sin derramamiento de sangre y fue aceptada pasivamente por la población dominicana.
Esta aceptación se debió quizás al terror que habían infundido las invasiones haitianas anteriores y a la superioridad del ejército de Boyer.
La pasividad puso de manifiesto la debilidad general de los dominicanos en todos los aspectos.
Origen del movimiento de independencia nacional:
El 16 de julio de 1838 Juan Pablo Duarte y ocho amigos fundaron en la ciudad de Santo Domingo La Sociedad Secreta La Trinitaria, su fin era, obtener la separación de la antigua colonia española del Estado de Haití.
Duarte se constituyó en el más respetado propagador de la idea independentista. Es el precursor por haber fundado el partido que hizo la separación del territorio Dominicano del Estado de Haití, el 27 de febrero del año 1844.
En el 1840, los Trinitarios aprobaron fomentar más abiertamente la causa de la separación con el doble objeto, de fomentar el espíritu público y de recaudar fondos; fundaron la sociedad dramática "La Filantrópica" en la cual montaban obras alusivas a la separación.
Posteriormente se movilizaban por el interior y en enero de 1843, Ramón Matías Mella, coordinaba con los “líderes de la reforma haitiana”, la participación de los partidistas dominicanos en la conspiración contra Boyer en conjunto con Francisco del Rosario Sánchez.
Juan Pablo Duarte frecuentemente pronunciaba discursos como este:
"Puesto que el Gobierno se establece para el bien general de la asociación y de los asociados, el de la nación dominicana es y deberá ser siempre y ante todo, propio y jamás ni nunca de imposición extraña bien sea esta directa, indirecta, próxima o remotamente; es y deberá ser siempre electivo en cuanto al sistema, republicano en su esencia y responsable en cuanto a sus actos".
Enteradas las autoridades haitianas de la idea de separación, iniciaron una ola de persecución en contra de los Trinitarios, donde Duarte tuvo que embarcarse hacia Saint Thomas, Mella fue hecho prisionero y Sánchez tuvo que fingir una enfermedad.
En medio de estas circunstancias, los Trinitarios se vieron disgregados, pero pudieron recuperarse al quedar su movimiento de independencia bajo el liderazgo de Sánchez.
Liberado Mella, y ya para febrero, la situación de Santo Domingo hacía propicio llevar a cabo el plan de separarse con el apoyo de los hateros seibanos, los Trinitarios acordaron reunirse en la Puerta de la Misericordia el 27 de febrero de 1844 por la noche, y de allí marchar hasta el Baluarte del Conde, al mismo tiempo que se posesionaban de algunos sitios estratégicos.
Una vez en el Baluarte izaron la bandera, y en medio de la agitación, las tensiones del momento y de un breve tiroteo que se produjo, proclamaron la independencia. La misma no sólo constituía el fin del predominio haitiano, sino el surgimiento de la República Dominicana.
La independencia y el surgimiento del Estado dominicano:
El 27 de febrero de 1844 surgió el Estado Dominicano según el conceptual independizador inculcado por Juan Pablo Duarte y como consecuencia del activismo revolucionario que desplegaron los Trinitarios, a la cabeza de los cuales quedaron Francisco del Rosario Sánchez, Ramón Matías Mella, Manuel Jiménez, Vicente Celestino Duarte y José Joaquín Puello.
Pero el surgimiento del Estado contó con la participación de personas experimentadas políticamente como Tomás Bobadilla, y con el respaldo de grandes propietarios como los hermanos, Ramón y Pedro Santana.


Dicha proclamación, siempre estuvo acompañada de una serie de pasos estratégicos que a la postre, permitió a los que junto al pueblo lucharon para mantener la garantía de dicho triunfo.

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